En la historia de Apple, Steve Jobs intentó contratar "gerentes profesionales" para la empresa, pero resultó ser un desastre. Estos gerentes solo sabían gestionar, no liderar, lo que llevó a conflictos y falta de innovación en la compañía.

Esta situación refleja la resistencia de la Generación Z a asumir roles de gestión en el lugar de trabajo. A diferencia de generaciones anteriores, los jóvenes de hoy en día valoran más la autonomía, la colaboración y el liderazgo compartido. Prefieren trabajar en equipos donde todos puedan aportar sus ideas y liderar proyectos de forma colaborativa.

Es crucial entender la diferencia entre gestionar y liderar en el entorno laboral. La gestión se enfoca en tareas y procesos, mientras que el liderazgo se centra en inspirar, motivar y guiar a las personas hacia un objetivo común. Las habilidades de liderazgo son esenciales para fomentar la creatividad, la innovación y el compromiso de los empleados.

Por lo tanto, es fundamental que las empresas fomenten el desarrollo de habilidades de liderazgo entre sus empleados, especialmente entre la Generación Z. Esto no solo contribuirá a un ambiente de trabajo más colaborativo y productivo, sino que también preparará a las futuras generaciones para asumir roles de liderazgo en el futuro.

En resumen, la historia de Apple nos enseña la importancia de priorizar el liderazgo sobre la gestión en el lugar de trabajo. Solo a través de un enfoque centrado en el liderazgo podremos impulsar la innovación y el crecimiento en las empresas del siglo XXI.